Entrevista a Constanza Vidal, exalumna del colegio

Cuéntanos de ti, ¿cómo te defines y a qué te dedicas hoy?

Soy estudiante de doctorado en psicología en la universidad de Harvard, en EE.UU. Mi investigación de doctorado se centra en el estudio del estrés en la vida diaria y su influencia en nuestras emociones y comportamientos relacionados al dormir e interacciones sociales. En mi investigación hago uso de smartphones y wearables para estudiar las experiencias de estrés de mis participantes y sus respuestas afectivas y de comportamiento en su vida diaria y a tiempo real. Me interesa saber cómo el estrés impacta nuestro bienestar en el corto plazo, así como nuestra salud mental en el largo plazo.

Además de mis labores de doctorado, me gusta mucho servir como mentora de estudiantes de pregrado de la universidad, ya sea dando entrenamiento en investigación, enseñando cursos de estadística, o aconsejando a estudiantes sobre posibles carreras profesionales.

¿Cómo influyó y qué herramientas te entregó el colegio que te hacen ser la persona que eres hoy? ¿Cuál crees que es el sello de tu colegio plasmado en ti, hoy como profesional?

Recuerdo con mucho cariño mis años escolares en San Antonio. Lo que más valoro son las relaciones interpersonales de esa época. Los colegios de nuestra zona son pequeños, lo que facilita el conocer a todos o casi todos sus miembros a lo largo de los años y formar lazos estrechos. Ese contexto facilitó amistades muy bonitas con compañeros de curso con motivaciones, talentos, y ambientes socioeconómicos diversos. Además del valor propio de esas relaciones sociales, todo esto me hizo apreciar desde corta edad que los recursos estaban mal repartidos y motivó mi idealismo y ambición por acceder a mejores oportunidades educacionales para en el futuro poder contribuir a mejorar la calidad de las personas.

¿Cómo el colegio, o personas dentro de este, te ayudaron a llegar primero a tu intercambio para terminar enseñanza media en Singapur, en un colegio UWC? Alguna profesora que haya marcado tu paso por el colegio y que quieras recordar. 

Tuve la gran fortuna de escuchar sobre las becas de United World College (UWC) a través de mi profesora de inglés del Colegio Fernández León, Miss Claudia Sáez. Ella nos llegó contando a clases un día que había visto un anuncio sobre estas becas y recuerdo haber llegado a mi casa ese mismo día directo al computador a averiguar de qué se trataba. Por harto tiempo me había interesado hacer un intercambio en el extranjero, pero los programas que había visto hasta el momento eran muy caros. Las becas UWC prometían pagar todo (al menos en esos tiempos) y eran mucho más que un programa de intercambio: se trata de un programa de dos años en colegios internacionales de gran calidad académica que reúnen a jóvenes de todo el mundo, con la misión de formar jóvenes líderes que promuevan el entendimiento multicultural y un futuro sustentable. Para mí sonaba como todo lo que siempre había soñado.

Varios profesores y compañeros de colegio me apoyaron mucho en el proceso de postulación a estas becas, pero tengo que destacar a Miss Claudia no sólo por haberme dado a conocer la existencia de las becas (si no, nunca me hubiera enterado), sino también por haberme hecho creer en mí misma y en mi capacidad de completar el proceso de postulación y obtener una de las cuatro becas que se ofrecían ese año.

¿Qué te impulsó a postular a una beca en Harvard luego de haber terminado tus estudios en el Sudeste asiático?

Mi paso por Singapur me abrió los ojos a un mundo infinito de oportunidades educacionales y diversidad cultural, y yo no quería que todo eso se terminara al cabo de los dos años de la beca UWC. En el colegio de UWC en Singapur me contaron que era posible postular a universidades en Estados Unidos como estudiante internacional, y que muchas de ellas ofrecían becas completas (de acuerdo a tu necesidad económica) una vez que eras admitido. Mis deseos por seguir aprendiendo en instituciones educacionales de alta calidad y conocer a gente de otros rincones del mundo, sumados a la tranquilidad de que todo esto era viable económicamente, me convencieron a postular a universidades estadounidenses, incluida Harvard. Afortunadamente me aceptaron con beca completa y en los últimos 10 años he tenido el gran honor de hacer mi pregrado, trabajar como ayudante de investigación, y ahora estar casi completando mi doctorado aquí también.

¿Cómo ha sido, qué ha significado para ti, para tu vida personal y/o profesional haber estudiado en un colegio particular subvencionado en Chile, luego en Asia y tus estudios universitarios en Harvard?

Siempre que pienso en todas estas diversas experiencias de vida me siento tremendamente afortunada de haber podido tener estas oportunidades. El haber comenzado en un colegio pequeño de San Antonio me hace apreciar tanto más la riqueza de vivencias que he podido tener en Asia y Norteamérica, y sin duda alguna han inspirado mi interés en la psicología y la salud, así como mis deseos por contribuir a una mejor sociedad donde sea que viva.   

¿Qué mensaje le darías hoy a los alumnos de tu colegio, Fernández León? Leer tu curriculum es impresionante. ¿Cómo le transmitirías a los alumnos esa motivación a perseguir sus sueños?

Me gustaría motivar a todos los estudiantes a cultivar una pasión por el autoconocimiento y desarrollo personal, así como un férreo compromiso social por ayudar a otros. No me refiero necesariamente a grandes hazañas; hay tantas cosas que podemos aprender sobre el mundo y sobre nosotros mismos, en nuestros contextos locales y los recursos que tenemos a mano. A preguntarse frecuentemente ¿quién soy yo? ¿Qué quiero aprender y hacer, y por qué? ¿Qué recursos tengo y cuáles necesito para llegar a esa meta? Pero lo más importante, creo, es nunca dejar de preguntarse cómo podemos utilizar esos conocimientos y habilidades personales (no importa cuáles sean) para el bienestar de otros, tanto de quienes se encuentran en nuestros círculos cercanos, como de la sociedad en su conjunto. Muchas veces nos olvidamos del tremendo impacto que nuestras acciones, incluso cosas pequeñas, pueden tener en el sentir y las aspiraciones de quienes nos rodean. Insto a todos los estudiantes a tomarse esa responsabilidad social seriamente y dar lo mejor de sí por contribuir sus talentos al mejoramiento de nuestras comunidades.